domingo, 22 de marzo de 2015




En esta tarde, Cristo del Calvario,

vine a rogarte por mi carne enferma;

pero, al verte, mis ojos van y vienen

de mi cuerpo a tu cuerpo con vergüenza.



¿Cómo quejarme de mis pies cansados,

cuando veo los Tuyos destrozados?

¿Cómo mostrarte mis manos vacías,

cuando las Tuyas están llenas de heridas?



¿Cómo explicarte a Ti mi soledad,

cuando en la cruz alzado y solo estás?

¿Cómo explicarte que no tengo amor,

cuando tienes rasgado el corazón?


Ahora ya no me acuerdo de nada,

huyeron de mí todas mis dolencias.

El ímpetu del ruego que traía

se me ahoga en la boca pedigüeña.



Y solo pido no pedirte nada.

Estar aquí junto a tu imagen muerta 

e ir aprendiendo que el dolor es solo

la llave santa de tu santa puerta.



Gabriela Mistral



jueves, 5 de marzo de 2015




Nunca alguien tan grande 
se hizo tan pequeño
para hacer grande 
a los pequeños.



El maestro del Amor 

sólo admitió 
estar por encima de las personas 
cuando fue clavado sin piedad 
en la Cruz.



(Augusto Jorge Cury) 




miércoles, 4 de marzo de 2015




Satanás el orgulloso y soberbio 

odia la cruz por que Jesucristo,

humilde y obediente, lo venció en ella 

"humillándose a sí mismo,

obedeciendo hasta la muerte 

y muerte de cruz", 

y así transformó la cruz en victoria: "

por lo cual Dios le ensalzó 

y le dio un nombre 

que está sobre todo nombre "


(Flp 2, 8-9).