viernes, 12 de diciembre de 2014

María de Nazareth Visita a Isabel



Cuando Isabel oyó el saludo de María,

la criatura se le estremeció en el vientre,

y ella quedó llena del Espíritu Santo.


Entonces, con voz muy fuerte, dijo:

¡Dios te ha bendecido más que a todas las mujeres,

y ya ha bendecido a tu Hijo!

¿Quién soy yo, para que venga 

a visitarme la madre de mi Señor?


Pues tan pronto como oí tu saludo, 

mi Hijo se estremeció de alegría en mi vientre.


Dichosa tú por haber creído que han de cumplirse 

las cosas que el Señor te ha dicho!


María dijo:

Mi alma alaba la grandeza del Señor, 

mi espíritu se alegra en Dios mi Salvador.

Porque Dios ha puesto sus ojos en mí,

su humilde esclava,

y desde ahora siempre me llamarán dichosa;

porque el Todopoderoso ha hecho en mí grandes cosas.

¡Santo es su nombre!

Dios tiene siempre misericordia

de quienes lo reverencian.

Actuó con todo su poder:

deshizo los planes de los orgullosos,

derribó a los reyes de sus tronos

y puso en alto a los humildes.

Llenó de bienes a los hambrientos 

y despidió a los ricos con las manos vacías.

Ayudó al pueblo de Israel, su siervo,

y no se olvidó de tratarlo con misericordia.

Así lo había prometido a nuestros antepasados,

Abraham y a sus futuros descendientes.


María se quedó con Isabel unos tres meses, 

después regresó a casa.


San Lucas 1, 39-56



lunes, 8 de diciembre de 2014

Anunciación del Ángel Gabriel a María de Nazareth




En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios 

a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, 

a una virgen desposada con un hombre llamado José, 

de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.


El ángel, entrando en su presencia, dijo: 

"Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo."



Ella se turbó ante estas palabras 

y se preguntaba qué saludo era aquél.



El ángel le dijo: "No temas, María, 

porque has encontrado gracia ante Dios.

Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, 

y le pondrás por nombre Jesús.

Será grande, se llamará Hijo del Altísimo 

el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, 

reinará sobre la casa de Jacob para siempre, 

y su reino no tendrá fin."



Y María dijo al ángel: 

"¿Cómo será eso, pues no conozco varón?"

El ángel le contestó: " El Espíritu Santo vendrá sobre ti, 

y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra;

por eso el santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios.

Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, 

a concebido un hijo, y ya está de seis meses 

la que llamaban estéril, por que para Dios nada hay imposible."



María contestó:

"Aquí está la esclava del Señor;

hágase en mi según tu palabra."

Y la dejó el ángel.




San Lucas (1, 26-38)